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Razones de diversa índole (...) han contribuido a configurar al euskara como una lengua diversificada.
La fragmentación dialectal del euskara está presente desde los primeros testimonios escritos de la lengua vasca. Desde las antiguas inscripciones localizadas en la Aquitania de la época de los romanos, hasta los fragmentos, más o menos largos, que nos han llegado hasta la aparición de la literatura escrita, pasando por la abundante presencia de antropónimos y topónimos que salpican la documentación escrita en romance, las formas que adquiere el euskara, desde su unidad, traslucen una diversidad que ha ido unida a una determinada distribución geográfica. Esta diversidad también se manifiesta en los lexicones que recogieron los viajeros extranjeros que pasaron por el País Vasco. No obstante, el testimonio más cualificado se encuentra en los mismos escritores vascos, conscientes de que el dialecto que utilizaran podía reducir el ámbito de comunicación de su obra.
Razones de diversa índole, especialmente el tardío desarrollo de la literatura vasca escrita, la falta de una variedad de prestigio que influyera sobre el resto, la ausencia de los ámbitos docentes, administrativos y comunicativos en su secular trayectoria vital, han contribuido a configurar al euskara como una lengua diversificada dialectalmente a pesar del reducido ámbito al que quedó reducido tras la ocupación romana y su consiguiente romanización.
Desde entonces la propia evolución de la lengua y la presión ejercida por las diversas lenguas romances del entorno han contribuido, especialmente en los últimos siglos, a una probable mayor fragmentación de la lengua. No obstante, en cuanto a las áreas geolectales corresponde, cabría suponer que no se han producido alteraciones profundas ya que ha existido una clara correspondencia entre las antiguas divisiones tribales - y con posterioridad eclesiásticas-, y aquellas.
Bibliografía
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